Cancún.- Recuerdo muy bien la única vez que vi a mi padre realmente enojado conmigo. Fue cuando le contesté a mi madre de manera inapropiada un día que no me gustó lo que hizo de comer. Ese fuerte regaño y posterior castigo me dejaron profunda huella. Y les puedo asegurar que a pesar de que Doña Eva en ocasiones tenía un carácter explosivo, Don Leoncio jamás le faltó al respeto, ni la ofendió, ni mucho menos le puso la mano encima. Con mis dos hermanas mayores ciertamente llegué a pelear y a discutir como sucede en las mejores familias, pero bien sabía que había límites y sanciones... porque “a la mujer se le respeta” y porque “a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa”, según recuerdo decía frecuentemente mi abuelo paterno Don José. Así crecí. Así me enseñaron.
Aprendí a prepararme la cena cuando tenía hambre y mi mamá estaba viendo su telenovela. De hecho, creo que cocino mejor que mis dos hermanas y ellas mismas lo aceptan. También sé pegar un botón, barrer o trapear y lavar los trastes aunque esto último francamente lo detesto. A mucho orgullo. Muchos hombres de mi generación, así como anteriores y posteriores fueron educados de esta manera y sin embargo, las prácticas machistas prevalecen. De hecho, me atrevería a decir que la situación ha empeorado. Que yo recuerde, en particular los asesinatos de mujeres no eran tan frecuentes como ahora. No eran noticia de todos los días. Quizás sí lo eran, pero más en lo oscurito, las violaciones, acosos y abusos sexuales a causa de patrones malentendidos.
Sin embargo hoy, que tanto se habla de equidad de género, de igualdad de derechos, del surgimiento de grupos feministas y de leyes que supuestamente protegen a las mujeres y “garantizan” los mismos derechos, las mujeres son más vulnerables que nunca antes la violencia de todo tipo. ¿Qué hemos hecho mal como sociedad? ¿En qué momento se dejó de inculcar a los hijos varones aquellas máximas de nuestros padres y abuelos? ¿Cuál es y hasta que grado responsabilidad de nosotros como medios, de los productores de series o películas y de los artistas de géneros musicales donde se degrada a la mujer? ¿Sirven de algo las leyes creadas para defender sus derechos? Me parece que hasta ahora no hemos hecho bien las cosas, pero quizás estemos a tiempo de mejorar. En este mes en especial les mando un abrazo con cariño a todas las mujeres que me siguen y que leen esta columna, donde quiera que estén.