Aún desde antes de cumplir cien años, al ex presidente de México Luis Echeverría Álvarez ya lo había juzgado la historia. Al menos el colectivo popular le había otorgado desde hace décadas la etiqueta de genocida.
Primero, por la matanza de estudiantes el dos de octubre de 1968 en Tlatelolco, cuando según cifras oficiales hubo 26 personas fallecidas (pero que según estimaciones de testigos habrían sido más de 300). Echeverría era en ese entonces Secretario de Gobernación bajo el mandato de Gustavo Díaz Ordaz, y se dice que fue el primero quien dio la orden directa de disparar a los manifestantes.
Ya como presidente el 10 de junio de 1971, se le atribuye la muerte de al menos 120 jóvenes universitarios de la UNAM quienes marchaban en la Ciudad de México apoyando una huelga en la Universidad Autónoma de Nuevo León en lo que se conoce como el “Halconazo”.
Cabe señalar que de ambos cargos fue plenamente exonerado y jamás se demostró su culpabilidad como tampoco se comprobó su presunto involucramiento en la desaparición de cientos de personas en la llamada “Guerra Sucia”.
En contraste, la historia coloca a Echeverría Álvarez como un presidente populista. Abierto simpatizante del cubano Fidel Castro en una época en que la palabra comunismo era casi prohibida en nuestro país.
También tuvo firmes lazos de amistad con el General Augusto Pinochet y fue por ello que miles de chilenos migraron a México tras el golpe de estado militar de 1973.
No terminaríamos en esta columna hablando sobre la presidencia de Echeverría, pero bien vale la pena recordar, sobre todo a las nuevas generaciones, la importancia que tuvo para el desarrollo de Quintana Roo.
Fue Echeverría quien desde el inicio de su mandato en 1970 ordenó la fundación del primer Centro Turístico Integralmente Planeado llamado Cancún así como el inicio de las obras de lo que hoy es la Zona Hotelera en el Boulevard Kukulkán.
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Luego, en 1971, inauguró el primer aeropuerto de este destino. En 1974, envió al congreso la iniciativa para convertir en estados a los territorios de Quintana Roo y Baja California Sur.
En marzo del 75, ya en la recta final de su administración, inició operaciones el actual Aeropuerto Internacional de Cancún y un mes más tarde, tomó protesta al primer cabildo de Benito Juárez en el Parque de las Palapas. Luis Echeverría Álvarez murió el pasado 8 de julio en Cuernavaca, Morelos. No tuvo un funeral de estado, como otros ex presidentes. Ya muerto, la historia seguirá su juicio.
Pero si éste habrá de ser equitativo, además de lo oscuro, también tendría que considerar lo mucho que hizo por Quintana Roo.
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