Nací y crecí en una familia tradicional donde por fortuna ni mi padre era machista ni mi madre feminista, si bien ambos cumplían los roles establecidos por la sociedad de aquel entonces, en los que el hombre trabajaba de sol a sombra y la mujer se hacía cargo de las labores del hogar.
Nunca hubo reclamos al respecto y así estuvieron felizmente casados durante más de 60 años. Tampoco hubo diferencias en la forma en que nos educaron a mis dos hermanas mayores y a mi en cuanto a las tareas que teníamos que cumplir en casa.
Desde muy niño aprendí a tender una cama, planchar una camisa, pegar un botón y, sobre todo, hacerme de cenar. Para mi mamá las telenovelas eran sagradas y si yo tenía hambre a esa hora de la tarde-noche, no me quedaba de otra que meterme a la cocina donde mis hermanas honestamente nunca llegaron a destacar.
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Les platico todo esto porque me siento muy contento de haber sido criado en un ambiente de equidad de género que a la fecha promuevo y defiendo porque simplemente lo veo como algo natural. Estudié en escuela de monjas así que tampoco me resulta extraño someterme a la autoridad femenina.
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De hecho me siento muy feliz de trabajar en TV Azteca desde hace ya 14 años bajo las órdenes de Rebeca Uribe, una mujer muy brillante y exitosa a quien admiro y respeto profundamente.
He tenido también la fortuna de compartir noticieros con muy talentosas periodistas como Hannia Novel en Hechos del Sábado a nivel nacional, Lety Benavides en Info Siete de Azteca Noreste y Rebeca Sáenz en Azteca América. Ahora mismo me siento muy orgulloso por ejemplo de mi compañeras conductoras en Azteca Quintana Roo, Fernanda Mexía y Nicole Salgado, además de todas las chicas que trabajan como reporteras, editoras, encargadas de redes sociales, área de ventas, administración, recepción y mantenimiento.
En verdad que es un gran privilegio tener a todas estas maravillosas mujeres como parte de mi segunda familia y en esta semana en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, no podría menos que expresarles a todas ellas mi cariño y gratitud.
Así pues hoy y siempre a todas las mujeres divinas les mando un fuerte abrazo ¡donde quiera que estén!
