Diciembre de 1999. A punto de iniciar un nuevo milenio, yo sólo tenía una cosa en mente: trabajar en TV Azteca como reportero y conductor. Una y otra vez toqué distintas puertas. No iba recomendado ni conocía a nadie en esta empresa. Recuerdo que pasé muchas horas haciendo la antesala. Nunca antes, que yo supiera, alguien que viniera de la casa de enfrente había logrado entrar al distinguido círculo de Noticias de Azteca en un momento en que la Televisora del Ajusco claramente estaba superando a su principal competidor.
Pero yo tenía fe. Sabía que iba a suceder. Un buen día, leyendo el periódico, me encontré con un pequeño artículo en páginas interiores que hablaba del descubrimiento de cientos de momias al interior de una catacumba, en un oasis, a mitad del desierto en Egipto. Yo había estado en ese país cinco años atrás haciendo un documental para 60 Minutos. Cerré los ojos y me vi de pie al interior de esas catacumbas, con los sarcófagos de fondo y diciendo: "...desde el Oasis de Baharia, en Egipto, José Martín Sámano, ¡Fuerza Informativa Azteca!...”
Hablé a la embajada egipcia en México. Pedí hablar con el agregado de prensa sin imaginar que se trataba del guía y traductor que me asignaron las autoridades locales en el 94. ¿Eres tú, Ahmad?, ¡vaya golpe de suerte!. Le dije que sería maravilloso hacer un reportaje especial sobre el reciente hallazgo y presentarlo en TV Azteca. Me dijo que lo consultaría con sus superiores en el Cairo. Imaginen mi alegría cuando días después me llamó para decirme que había gran interés en apoyar el proyecto.
Con semejante as bajo la manda me presenté una vez más en la oficina de Tristán Canales quien se desempeñaba como Vicepresidente de Noticias. Me habrá visto tan ilusionado que luego de algunas llamadas aprobó que yo viajara junto con la también periodista Hannia Novel, el estupendo Camarógrafo Ulises Jaramillo (QEPD) y el muy talentoso productor Abraham Guerrero. Partimos desde la CDMX el uno de diciembre de 1999 y digamos que yo iba simplemente a prueba, a demostrar que merecía el puesto.
Fue una experiencia fascinante con anécdotas que no terminaría de contar. El hecho es que al volver, presenté una serie de siete reportajes especiales en Hechos AM con Ramón Fregoso, comenzando por supuesto con el de las momias y las catacumbas.
Ahí aparecí con chaleco y micrófono de Azteca, “firmando” la nota tal y como lo había soñado semanas atrás. El resto es historia. Una maravillosa aventura en TV Azteca que comenzó en diciembre de 1999... hace ya un cuarto de siglo.