Columna QR: A toda prueba

Pero ahora sabemos que unidos como sociedad los quintanarroenses somos más fuertes que las peores desgracias que nos toque enfrentar.

Columna QR A toda prueba
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Cuando llegue a vivir a Cancún, en febrero del 2009, la verdad es que jamás había pasado por mi mente la posibilidad de vivir una pandemia. Siempre pensé que eso era cosa del pasado o qué epidemias como las del ébola solamente se daban en los países más pobres, en sitios muy remotos y de manera muy focalizada sin que pudieran expandirse hacia otras partes del mundo.

Pero apenas un mes después de arribar al Caribe mexicano hizo su aparición la influenza AH1N1. Fue impresionante ver como de un día para otro el turismo se fue. Las playas, centros comerciales, calles y avenidas quedaron desiertas. Las clases fueron suspendidas durante algunas semanas, lo mismo que eventos deportivos y concentraciones masivas. Y aunque no todos los negocios cerraron, recuerdo como por ejemplo en los restaurantes te servían la comida utilizando platos y cubiertos desechables.

A nivel nacional cifras oficiales reportan un balance final en septiembre del 2010 de poco más de 67,000 contagios y cerca de 1,200 personas fallecidas. Curiosamente en Quintana Roo solo se reportaron 676 casos y solo dos fallecimientos. Y digo curiosamente, por qué al tratarse de una pandemia, un destino turístico podría parecer más vulnerable debido a la gran cantidad de personas que vienen de otras partes, muchas de ellas trayendo la enfermedad.

Hay quienes afirman que el calor fue determinante para que nuestro estado saliera hasta cierto punto bien librado. En aquella ocasión las cosas volvieron a la normalidad con gran rapidez. El turismo regresó en cuestión de semanas y todos seguimos adelante confiados en que difícilmente volveríamos a enfrentar este tipo de crisis sanitarias o que al menos no nos pegarían tan fuerte. Bien sabemos que estábamos equivocados. Ahora que la Organización Mundial de la Salud decretó formalmente concluida la pandemia de Covid 19 es un buen momento para reflexionar acerca de la forma en que autoridades y sociedad enfrentamos esta nueva emergencia desde que se presentaron los primeros casos en México en marzo del 2020.

Muchos de nosotros pensamos que, al igual que sucedió con la influenza, este padecimiento desaparecería con la llegada del verano. Incluso así me lo aseguró un reconocido neumólogo especialista de conocido hospital privado en Cancún. Quizá por ello no fuimos lo suficientemente precavidos en un principio y los contagios se dispararon en un abrir y cerrar de ojos. Fueron semanas y meses de cierres totales, así como de terrible soledad y aislamiento aún para quienes por la naturaleza de nuestro trabajo teníamos que seguir saliendo de casa.

La muerte nos acechaba y también el miedo a perder para siempre a nuestros seres queridos y nuestro estilo de vida. El turismo estuvo parado por completo y muchos perdieron sus empleos. Pero vino entonces una decisión que me pareció muy acertada y que sin duda salvó a la industria sin chimeneas que mueve a la economía de Quintana Roo. A principios de junio de aquel año funesto las autoridades estatales permitieron reabrir los hoteles, las playas, parques temáticos y negocios relacionados con el turismo a un 30 por ciento de su capacidad.

Los empresarios del ramo se pusieron las pilas y junto con los empleados que demostraron de qué están hechos, y con estrictas medidas y protocolos sanitarios poco a poco sacaron adelante a esta actividad, mientras que en la mayoría de los demás destinos a nivel mundial, los cierres se prolongaron incluso hasta finales del 2021. Los representantes de este sector junto con médicos, enfermeras y enfermeros, paramédicos y servidores públicos en el ramo de la salud, merecen hoy y siempre nuestro reconocimiento.

Las heridas físicas y emocionales que nos dejó el Covid 19 difícilmente se borrarán. Pero ahora sabemos que unidos como sociedad los quintanarroenses somos más fuertes que las peores desgracias que nos toque enfrentar.

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