En el corazón de un lago que albergaba una metrópolis de oro y piedra, los vientos de ambición europea soplaron con fuerza implacable. En Azteca Quintana Roo te contamos acerca de las motivaciones que impulsaron a los españoles a conquistar Tenochtitlán, la joya del Imperio Azteca.

En el siglo XVI, tras el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, España buscaba expandir su imperio. Hernán Cortés, un hidalgo ambicioso, zarpó en 1519 con órdenes de Diego Velázquez, gobernador de Cuba, para explorar costas mexicanas. Pero sus ojos se posaron en riquezas legendarias: rumores de oro, plata y materias primas abundantes en la capital azteca, con 200,000 habitantes y templos imponentes, prometían fortunas para la Corona Española y gloria personal.

La evangelización era clave: convertir indígenas al cristianismo, erradicando “idolatrías” como los sacrificios humanos, justificaba la invasión bajo el manto religioso de la Reconquista. Aliados indígenas, como los tlaxcaltecas, rivales de los aztecas, facilitaron el avance, sumados a superioridad tecnológica —armas de fuego, caballos— y enfermedades como la viruela, que diezmaron poblaciones nativas.

Cortés, con 500 hombres, tomó Tenochtitlán tras la Noche Triste en 1520 y un sitio brutal en 1521, rindiendo a Cuauhtémoc. Esta conquista fundó la Nueva España, fusionando culturas en un legado controvertido de opresión y mestizaje.

Nos vemos en Azteca Quintana Roo con más episodios históricos.

Con edición de Diego Benítez