En México, la devoción a San Charbel ha crecido enormemente, especialmente entre quienes buscan protección y milagros en momentos difíciles. En TV Azteca Quintana Roo, te compartimos una poderosa oración a San Charbel para protección que puedes rezar desde dónde estés.
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Si estás enfrentando desafíos o deseas proteger a tu familia, esta oración te conectará con la energía espiritual de este santo maronita.
Oración a San Charbel para protección
Esta oración a San Charbel para pedir protección la puedes rezar con fe para pedir su intercesión en momentos de peligro o incertidumbre.
San Charbel es conocido por su capacidad de obrar milagros, y muchos fieles en México han asegurado que han recibido grandes favores al rezar con devoción. Aquí tienes una oración que puedes recitar:
“Oh, San Charbel, santo ermitaño y amigo de Dios, tú que viviste en la soledad para acercarte al Señor, te pido que intercedas por mí y mi familia. Protégenos de todo mal, ilumina nuestro camino con tu sabiduría y danos la paz que solo viene de Dios. Por tu poderosa intercesión, aleja los peligros y las adversidades que nos acechan. Te lo suplico con fe, confiando en los milagros que Dios obra a través de ti. Amén.”
Puedes rezar esta oración en un lugar tranquilo, acompañándola con un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
En México, muchos fieles también colocan listones de colores con sus peticiones junto a su imagen en iglesias, una tradición que refuerza la conexión espiritual con este santo protector.
¿Quién fue San Charbel?
San Charbel Makhlouf, también conocido como Sharbel, fue un monje maronita libanés nacido en 1828 en Bekaa Kafra, Líbano, y fallecido en 1898.
Su devoción llegó a México gracias a los inmigrantes libaneses a inicios del siglo XX, y hoy es uno de los santos más venerados en el país. San Charbel dedicó su vida a la oración, el ayuno y la penitencia, viviendo 23 años como ermitaño en la Ermita de los Santos Pedro y Pablo, cerca del monasterio de San Marón en Annaya.
Fue ordenado sacerdote en 1859 y se destacó por su humildad y amor a la Eucaristía. Tras su muerte, su cuerpo permaneció incorrupto y se le atribuyen numerosos milagros, como curaciones y protección, lo que llevó a su canonización en 1977 por el papa Pablo VI.
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