En una ceremonia cargada de simbolismo católico y tradición, el Papa León XIV tomó posesión este domingo de la Basílica de San Juan de Letrán, la Catedral de Roma, asumiendo oficialmente su rol como Obispo de la Ciudad Eterna. Durante su emotiva homilía, el pontífice, miembro de la orden de los Agustinos, volvió a recurrir a la sabiduría de San Agustín para expresar la que será la esencia de su total entrega al servicio de la Iglesia: “Ofrezco todo lo poco que tengo y que soy”.
La jornada para León XIV, elegido Pontífice el pasado 8 de mayo, comenzó con un significativo gesto de cercanía con la ciudad. Antes de llegar a la Basílica de San Juan de Letrán, la “Madre de todas las iglesias”, se detuvo para recibir un homenaje del alcalde de la capital, Roberto Gualtieri, y de la propia ciudad a los pies de la escalinata del Campidoglio, la sede del ayuntamiento. Este encuentro simbólico reafirma la conexión del nuevo Obispo de Roma con la vida cívica y espiritual de la ciudad.
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Un rito ancestral y un mensaje de servicio humilde de León XIV
La ceremonia en la Basílica de San Juan de Letrán se inició en el impresionante trono elevado de la época del Papa León X, ubicado en uno de los ábsides de la basílica. El Cardenal Vicario de Roma, Baldassare Reina, pronunció la fórmula tradicional que invita al Pontífice a asumir su papel como obispo, recordándole su fundamental labor como pastor del “rebaño de Cristo” y “siervo de los siervos de Dios”.
Una vez que el Papa León XIV estuvo sentado en la cátedra, que simboliza su autoridad episcopal sobre la diócesis de Roma, comenzó el solemne rito de obediencia. Representantes de diversas ramas de la Iglesia –obispos, párrocos, frailes, monjas y familias de la diócesis romana– se acercaron para expresar su lealtad y acatamiento al nuevo Pastor.
León XIV recuerda al Beato Papa Juan Pablo I en su homilíoa en San Juan de Letrán
Durante la homilía, el Santo Padre delineó las características que, a su juicio, deben definir a la Iglesia en este tiempo. Citando a su predecesor, el Papa Francisco, León XIV indicó que los rasgos distintivos de la Iglesia deben ser “la ternura, la disponibilidad al sacrificio y esa capacidad de escucha que permite no sólo socorrer, sino a menudo prever las necesidades y las expectativas, antes incluso de que se formulen”.
“Son rasgos que deseamos que vayan creciendo en el pueblo de Dios en todas partes, también aquí, en nuestra gran familia diocesana: en los fieles, en los pastores y, antes que nadie, en mí mismo”, agregó, subrayando el compromiso personal de vivir estos valores desde la cúspide de la Iglesia.
El Papa León XIV también recordó las palabras del Beato Papa Juan Pablo I, quien el 23 de septiembre de 1978, también en su toma de posesión de San Juan de Letrán, afirmó: “Puedo aseguraros que os amo, que solamente deseo serviros y poner a disposición de todos mis pobres fuerzas, todo lo poco que tengo y que soy”.
Con profunda humildad, el Pontífice agustino hizo suyas estas palabras: “También yo quisiera expresarles todo mi afecto, con el deseo de compartir con ustedes, en el camino común, alegrías y dolores, fatigas y esperanzas. Del mismo modo, les ofrezco ‘todo lo poco que tengo y que soy’”, dijo, evocando directamente la frase que se atribuye a San Agustín y que resuena profundamente con su pertenencia a la Orden de San Agustín.
Cierre de los ritos de inicio de pontificado de León XIV y vínculo con la Virgen María
Al finalizar la ceremonia, el Papa León XIV se asomó al balcón central de San Juan de Letrán para impartir la tradicional bendición a la ciudad de Roma y al mundo (Urbi et Orbi), un momento esperado por los fieles.
Posteriormente, desde San Juan de Letrán, se dirigió en coche a la Basílica de Santa María la Mayor. En este templo mariano, donde reposa el cuerpo del Papa Francisco, su antecesor, el Papa León XIV rezará ante el venerado icono de la Virgen María “Salus Populi Romani” (Salud del Pueblo Romano), una advocación de gran devoción entre los romanos.
Esta serie de importantes actos, junto con la pasada visita a la Basílica de San Pablo Extramuros, marcan el cierre oficial de los ritos relacionados con el inicio de este nuevo pontificado. Con estos gestos, el Papa León XIV no solo asume formalmente sus responsabilidades como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, sino que también establece un claro mensaje de humildad, servicio y continuidad con la tradición de la Iglesia, al tiempo que imprime su propio estilo pastoral.
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