Imagina el pulso acelerado de un niño al recuperar su movimiento, solo para toparse con un secreto metálico que lo deja boquiabierto.
Todo inició con una fractura en el brazo durante un juego activo en Monterrey, México. El equipo médico optó por un fijador externo, un dispositivo de titanio que estabiliza el hueso roto, insertado quirúrgicamente y cubierto por el yeso para protección.
Tras seis semanas de inmovilización, en la consulta de revisión, el niño de ocho años vio el pin ortopédico emergiendo de su piel.
Su reacción de susto, lágrimas y gritos fue capturada en un video que se viralizó en redes, sumando millones de vistas.
Con edición de Hanna Andrade












