Imagina el instante en que un salto audaz se transforma en caos total: un hombre planea un clavado perfecto al río, pero aterriza inesperadamente sobre una familia en kayak.
Ocurrió en un río, donde el protagonista tomó impulso desde una estructura elevada, ansioso por impresionar. Sin embargo, un mal cálculo lo envió directo sobre el bote familiar que navegaba plácidamente. El impacto provocó gritos y salpicaduras, arruinando el tranquilo día de los ocupantes. Afortunadamente, no hubo lesiones graves, solo un dolor pasajero para el clavadista y risas nerviosas después.
¿Te atreverías a intentarlo? La precaución siempre gana.