La Reforma a la Ley de Amnistía: ¿Un Poder Desmesurado para el Presidente?
En medio de intensos debates en el Senado de la República, se encuentra en la mesa una propuesta que ha levantado polémica y preocupación entre diversos sectores de la sociedad: la reforma a la Ley de Amnistía. Esta reforma, de aprobarse, otorgaría al presidente de la República una facultad sin precedentes: la capacidad absoluta de perdonar y, en consecuencia, liberar a delincuentes, incluso aquellos ya sentenciados.
La cereza de este pastel legislativo es la ampliación del poder presidencial a niveles que, para muchos, resultan alarmantes. En palabras de críticos y analistas, esta medida convertiría al presidente en una suerte de emperador, con la capacidad unilateral de decidir quién merece salir de prisión y quién no.
Según destacados expertos, la reforma le otorgaría al poder ejecutivo un poder discrecional enorme, permitiéndole incluso liberar organizaciones criminales enteras y perdonar crímenes atroces del pasado, como masacres, secuestros, fusilamientos y extorsiones. Esta facultad, que va más allá de lo establecido constitucionalmente, plantea serias interrogantes sobre el estado de la justicia y el equilibrio de poderes en el país.
Como señala uno de los críticos más vehementes de la propuesta: “Con esta reforma, el Ejecutivo podrá hacer uso discrecional de una facultad que constitucionalmente no tiene. De este tamaño es la atrocidad que estamos discutiendo hoy”.
Ante este escenario, la discusión en el Senado adquiere una relevancia crucial. ¿Qué tipo de país queremos ser? ¿Estamos dispuestos a otorgar un poder tan amplio a una sola persona? Son cuestionamientos que deben ser considerados con seriedad y responsabilidad por parte de los legisladores y la sociedad en su conjunto.
La reforma a la Ley de Amnistía no solo plantea desafíos legales y éticos, sino que también pone a prueba los cimientos mismos de nuestra democracia. En un momento crucial para el país, la atención y la participación ciudadana son más importantes que nunca.
