Los 133 cardenales electores ya se encuentran en Roma, preparándose para la elección del sucesor del Papa Francisco y definir el rumbo de la Iglesia Católica, que cuenta con 1,400 millones de fieles en todo el planeta, en el próximo Cónclave 2025, programado para iniciar el miércoles 7 de mayo.
A partir del miércoles, estos influyentes líderes religiosos se encerrarán en la histórica Capilla Sixtina, en un cónclave que se extenderá hasta que se alcance un consenso y se elija al nuevo Pontífice. La votación se anticipa incierta, sin que emerjan favoritos claros en este momento importante para la institución religiosa en la época actual.
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La pregunta que resuena en la Ciudad del Vaticano y en el mundo católico y secular es clara: ¿cómo será el próximo Papa? Existe un consenso generalizado en que el elegido probablemente no será una figura tan revolucionaria como el argentino Jorge Bergoglio. El pontificado de Francisco se caracterizó por un enfoque en las reformas, la atención a los pobres y las periferias, generando a su vez resistencias dentro de la propia institución eclesiástica.
Según la minuta de la reunión de los cardenales celebrada este lunes, se busca un “pastor cercano a la vida real de la gente”. El documento subraya la necesidad de un líder “presente, cercano, capaz de ser puente y guía, de favorecer el acceso a la comunión de una humanidad desorientada y marcada por la crisis del orden mundial”.
¿Cómo se espera que sea el Cónclave 2025?
De acuerdo con vaticanistas, el Cónclave 2025 se perfila como el más global en la historia de la Iglesia Católica. El Papa Francisco nombró a la mayoría de los cardenales que participarán en la votación, muchos de ellos provenientes de la “periferia” del mundo, regiones históricamente marginadas por el centro de poder eclesiástico en Roma y alejadas de la tradicional influencia europea.
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, informó este lunes que todos los cardenales electores ya se encuentran en Italia, listos para la votación a puerta cerrada en la Capilla Sixtina, que comenzará el miércoles por la tarde y continuará hasta que un candidato obtenga la mayoría de dos tercios de los votos.
Mientras tanto, decenas de miles de personas se congregarán en la Plaza de San Pedro y millones seguirán los acontecimientos a través de la televisión, manteniendo la mirada fija en la pequeña chimenea instalada en el techo de la majestuosa basílica, a la espera de la tradicional “fumata”. El humo negro indicará que no se ha alcanzado un consenso y habrá más votaciones, mientras que el humo blanco anunciará al mundo el esperado “Habemus Papam” (Tenemos Papa).
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El Vaticano ultima los detalles de esta elección papal; además, este lunes se instalaron las cortinas de terciopelo rojo en el balcón central de la Basílica de San Pedro, el lugar desde donde el nuevo Papa realizará su primera aparición pública.
Turistas y fieles expresan sus esperanzas para el nuevo pontífice. María de los Ángeles Pérez, una turista mexicana de 49 años en Roma, espera que el nuevo Papa ayude “a los más pobres, a los más necesitados”. Aurelius Lie, un alemán de 36 años, pidió que el futuro líder no “se deje influenciar por líderes como (Giorgia) Meloni o (Donald) Trump” y abogó por un pontificado “más como Francisco”.
Durante el cónclave, los cardenales estarán completamente aislados del mundo exterior, sin contacto telefónico, internet, televisión ni prensa. Celebrarán cuatro votaciones diarias, a excepción del primer día, en el que solo se realizará una. Las papeletas y las actas de votación serán quemadas después de cada ronda para comunicar el resultado.
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