En la tradición azteca, el Mono representa a aquellos que avanzan sin rendirse.

Personas perseverantes, que a pesar de los obstáculos que les impone la vida, continúan su camino con determinación.

Buscan alcanzar sus objetivos y al mismo tiempo saben disfrutar los placeres simples y profundos de la existencia humana.

Ríen, crean, se mueven con gracia y con una chispa única.