Imagina un asalto donde el botín más valioso resulta ser un tesoro pegajoso e indeseado, convirtiendo el pánico en carcajadas inevitables.
Mientras caminaba por una calle en México, la mujer sostenía en una mano su teléfono y, en la misma, el pañuelo usado por su congestión nasal. Dos sujetos armados se acercaron con intención de arrebatarle el dispositivo. En el forcejeo, el pañuelo cayó al suelo. Desesperada por recuperarlo, ella se agachó, pero los asaltantes, en su prisa y confusión, lo tomaron por error, creyendo que era el celular, y huyeron con él.
Desde su auto, con voz entrecortada por la risa y la enfermedad, la víctima relató el incidente en un video.