Con el aire de investigadores serios, los niños recorren la encimera, señalando evidencias: a ellos les toca el tupper del Pollo Pepe, un envase compartido que deben cuidar con esmero, mientras su hermana tiene uno exclusivo, “solo para ella”.
La indignación crece con las loncheras: la de la niña luce un diseño de unicornio, vibrante y especial; la suya, una simple bolsa de garradera, sin gracia alguna.
“Mi mamá dice que no tiene favoritos, vean”, declara el narrador con tono resignado, capturando el momento en un clip que estalló en Instagram.
Con edición de Hanna Andrade












