Las áreas marinas protegidas funcionan como refugios para la vida del océano. Conservan la biodiversidad, evitan la sobrepesca, reducen la contaminación y protegen los hábitats marinos.

Además, estas zonas seguras permiten que las poblaciones de peces y otras especies se regeneren y crezcan sin amenazas.

Para las comunidades costeras, son un recurso clave: fomentan la pesca sostenible, el turismo ecológico y la investigación científica, todo mientras cuidan el ecosistema.

Por eso, las AMP son fundamentales para mantener nuestros océanos saludables y proteger la vida marina.