Hace medio siglo, en 1966, el Estadio Azteca abrió sus puertas por primera vez con un partido entre Club América y Torino FC. Aquella estructura monumental, sin techo en sus primeras fases, ya prometía convertirse en un ícono.
En ese entonces, sus gradas se levantaron sobre terrenos difíciles, tuvieron que remover toneladas de roca volcánica y repensar la forma del estadio para asegurar buena visibilidad desde cualquier lugar.
Hoy, el Azteca atraviesa una transformación total, gracias a las obras recientes, ahora presume de nueva cancha híbrida, asientos modernos, pantallas LED gigantes, mejoras en zonas de vestidores, pasillos y comodidades que cumplen estándares internacionales.