El tercer día del festival se salió de control cuando de pronto Omar Chaparro se coló entre la gente como uno más, sorprendiendo a todo el mundo.

De la nada agarró a dos asistentes del público, los subió al escenario y los puso a bailar con él.

Risas a gritos, aplausos que retumbaron y una energía que hizo explotar el lugar.

El ambiente se volvió épico y cientos de celulares al aire grabando cada segundo del show.