En el laberinto urbano donde el espacio se mide en un refugio diminuto redefine lo esencial.
El video viral, muestra a una estudiante viajera explorando estos alojamientos en ciudades chinas densamente pobladas. Con un ancho de apenas 30 centímetros, las habitaciones presentan desafíos extremos: la puerta estrecha complica la entrada, el colchón delgado se adhiere a la pared, y la televisión se coloca de lado para caber. Incluyen un baño privado, mitad de un inodoro compartido con la habitación vecina, y una mesa plegable sobre él, pero el movimiento es casi imposible, generando riesgos como rigidez muscular tras una noche.
La joven, con humor incrédulo, pregunta: “¿Esto es para vivir?”.
Usuarios reaccionan con asombro: “Increíble pero claustrofóbico”, destacando cómo la escasez espacial transforma la habitabilidad.
Con edición de Hanna Andrade












