Un equipo de jóvenes universitarios se embarcaron en un proyecto escolar de ingeniería civil, utilizando miles de palillos de madera y adhesivos ligeros para erigir una maqueta de puente de aproximadamente un metro de longitud.

Inspirados en principios de estática y resistencia estructural, dedicaron semanas a ensamblar triángulos y vigas que distribuyen la carga de manera óptima. Para demostrar su solidez, colocaron cuatro ladrillos en el centro, simulando tensión máxima; la estructura resistió sin inmutarse, sorprendiendo a todos los presentes.

Con edición de Hanna Andrade