Las calaveritas de azúcar, icónico dulce de los altares de Día de Muertos, nacen de la fusión entre tradiciones prehispánicas y técnicas árabes llegadas vía España en la época colonial.
En la antigua Mesoamérica, se exhibían cráneos reales en tzompantlis para honrar a los dioses; con la conquista, esta costumbre se transformó en alfeñiques de azúcar moldeados como calaveras, simbolizando la cercanía entre vida y muerte. Hoy, decoradas con colores vibrantes, se colocan en los altares para que las almas se deleiten con su esencia, recordándonos que la muerte es parte de la vida.
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EDICIÓN AUDIOVISUAL: ESTEFANÍA CANO












