En un rincón hogareño, donde el hambre se negocia con melodías, un can astuto convierte la rutina diaria en un ritual de afecto inquebrantable.
En Azteca Quintana Roo te contamos acerca de un perro que se niega a comer hasta que su dueño le dedica una canción personalizada, derrochando ternura en redes.
El animal se sienta paciente, con ojos fijos en la comida, pero no toca un bocado. Solo al escuchar la letra improvisada, “Mi doguito hermoso ya tiene que comer”, repetida con cariño mientras lo acaricia en la cabeza, el perro se anima. Terminado el canto, devora con entusiasmo, como si el ritual sellara su aprobación.
Expertos en comportamiento animal señalan que estas costumbres fortalecen el vínculo humano-perro, fomentando confianza y diversión en el día a día.
Con edición de Hanna Andrade












