La tensión entre Washington y Caracas escaló y llegó a la ONU, pues durante una sesión de urgencia en el Consejo de Seguridad de la ONU —solicitada irónicamente por Venezuela—, el embajador estadounidense Mike Waltz dejó claro que el gobierno de Donald Trump no dará un paso atrás en su estrategia de asfixia económica y naval.
Waltz aseguró que su país aplicará sanciones “al máximo” para cortarle el flujo de recursos a Nicolás Maduro. Según el diplomático, el dinero obtenido de la venta de crudo no va para el pueblo, sino para aceitar la maquinaria del Cártel de los Soles, organización que EE. UU. considera una amenaza terrorista por su implicación en el narcotráfico global.
Incautación de petroleros en el Mar Caribe
La advertencia de Waltz no es una amenaza al aire. La Marina estadounidense ya tiene las manos en la masa. Tan solo en los últimos días, las fuerzas federales han ejecutado golpes directos al corazón financiero del chavismo:
- Buque Centuries: Un petrolero con bandera panameña interceptado el pasado sábado mientras intentaba llevar crudo venezolano a refinerías en China.
- Buque Skipper: Incautado la semana pasada junto con todo su cargamento.
- Buque Bella 1: Actualmente bajo “persecución activa” por parte del Gobierno estadounidense para evitar su escape.
“El presidente Trump ha sido muy claro: usaremos todo el poder y la fuerza de los Estados Unidos para erradicar a estos carteles que han operado con impunidad en nuestro hemisferio”, sentenció Waltz.
Esta ofensiva, que inició formalmente en septiembre, ha dejado un rastro de violencia en el Caribe y el Pacífico. Los ataques de EE. UU. contra lanchas rápidas presuntamente cargadas con droga ya se han saldado con la muerte de más de 100 personas.
Mientras la Casa Blanca defiende estas acciones como una medida de "legítima defensa" para frenar la entrada de estupefacientes a su territorio, el gobierno de Nicolás Maduro denuncia un acto de piratería internacional.
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