En el horizonte de las antiguas tradiciones, surge una figura poderosa: el Jaguar.
Quienes nacen bajo este signo se caracterizan por una naturaleza noble, una presencia que irradia energía y una fuerza interior capaz de abrir caminos donde otros solo ven obstáculos.
Tienen un carácter firme, determinado, a veces indomable.
Su ambición los impulsa constantemente a superarse, y su orgullo, lejos de ser una debilidad, se convierte en su estandarte, recordándoles quiénes son y hasta dónde pueden llegar.












